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CLOTARIO BLEST

 

Clotario Leopoldo Blest Riffo, es uno de los más extraordinarios hombres que Chile ha producido, nació un 17 de noviembre de 1899 en la ciudad de Santiago. Su infancia estuvo marcada por los apremios económicos y las penurias en ese difícil hogar  formado por el oficial de ejército Ricardo Blest Ugarte y la maestra de escuela Leopoldina Riffo Bustos. Así y todo pudo el niño Clotario terminar su educación primaria, integrándose al Seminario Pontificio donde tuvo como profesores a los sacerdotes José María Caro Rodríguez (que sería más tarde nombrado Cardenal) y a Fernando Vives Solar, jesuita, cuya figura ejercería en él una fuerte influencia.

 

No era la vocación sacerdotal lo que, en definitiva, determinaría la vida del joven Clotario. El rechazo a esa opción quedó de manifiesto cuando, enviado al Seminario de Concepción a continuar sus estudios, participó en una huelga estudiantil en contra del rector de ese establecimiento. Pero fue en el Seminario de La Serena, donde abandonó definitivamente la vocación sacerdotal. Los vientos renovadores que hablaban en Moscú acerca de la posibilidad de instaurar una nueva sociedad avivaron la verdadera vocación de ese joven inquieto.

No pudiendo ingresar a la Universidad por razones económicas, consiguió un empleo en la Tesorería General de la República en 1923; sus deseos de estudiar Derecho en un curso vespertino se vieron frustrados cuando el Gobierno de esa época prohibió a los empleados públicos tomar cursos que fuesen ajenos a su labor.

 

Las actividades sociales de Clotario Blest se iniciaron al amparo de la Iglesia. Comenzaron con la constitución de un grupo de personas que se autodenominó Círculo de Estudios ‘El Surco’; en esos años se inscribió como militante del Partido Popular para, más tarde, con otros jóvenes participar en la creación del llamado Grupo ‘Gérmen’. El emblema de esta organización fue una cruz sobre la cual se instaló una hoz y un martillo para expresar así la compatibilidad que creían ver entre marxismo y cristianismo. La actividad de Clotario Blest en esos años fue intensa. Data de esa fecha la creación de la Liga Social de Chile, institución que organizó con Fernando Vives y cuya presidencia ocupó de inmediato; su acción más importante fue prestar apoyo al Gobierno Socialista de ese entonces. Dicha organización, junto a otras fuerzas sociales, devino en una nueva estructura partidaria que fue el Partido Social Sindicalista PSS que, más tarde, fue reemplazado por el Partido Corporativo Popular; este partido daría, a su vez, origen a la Falange Nacional, pero ya el Grupo ‘Gérmen’ se negaría a participar en esa nueva organización.

 

Profundo admirador de la obra de Luis Emilio Recabarren, Blest aprovechó su desempeño como funcionario público para ir sentando los cimientos de lo que sería su verdadero apostolado: la organización de los trabajadores, pero con miras a fundar una sociedad nueva. Tal fue su labor luego de ser nombrado Tesorero Comunal en San Antonio, donde dio nacimiento y continuidad a una escuela nocturna para los obreros portuarios y sus hijos; también allí podrían los trabajadores discutir el futuro de la nación.

 

Clotario Blest sabía que, antes de nada, era necesario organizar a los trabajadores. El problema era cómo hacerlo. La experiencia de San Antonio le serviría eficazmente. Por eso, a su vuelta, en Santiago comenzó a formar clubes deportivos y culturales en los cuales promovía discusiones entre los funcionarios de la Tesorería acerca de la situación del país. Convencido que solamente la unidad (unum est necesarium) de los trabajadores era la fuente del poder y que ella se manifestaría en un amplio movimiento social cuyo destino sería construir su propio futuro, procedió a unificar los clubes tanto deportivos como culturales dando origen a una nueva agrupación que se denominó Asociación Deportiva de instituciones Públicas ADIP. Aquello era el comienzo. Porque la ADIP sería la antesala de otra organización creada por Clotario Blest: la Asociación de Empleados de Tesorería AET que, a su vez, sería el preludio de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales ANEF. Los pasos estaban dados para llegar a la Central Única de Trabajadores de Chile CUT, organización que vio la luz el 12 de febrero de 1953 y cuyo lema fue “la organización de los trabajadores ha de ser obra de los trabajadores mismos”.

 

La sociedad, sin embargo, no marchaba en la dirección de Clotario. La fuerte influencia de la revolución rusa se hacía sentir en todo el mundo; era el tiempo de la partidocracia. Tales intereses se hicieron sentir fuertemente en la CUT. Blest, hombre que no pertenecía a los grandes partidos que se disputaban la escena política nacional, estaba de más en la central sindical; era necesario extirparlo. La salida de Blest se produjo en 1961; los cargos directivos fueron repartidos de acuerdo a un cuoteo político.

 

Fuera de la CUT, Blest con su buen amigo Luis Vitale participó en el Movimiento de Fuerzas Revolucionarias MFR que, junto a otros grupos sociales y políticos, derivaron finalmente, en 1965,  en otra organización política: el Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR, de cuyo primer Comité Central ambos amigos formaron parte. Pero también de allí deberían emigrar por conflictos políticos; uno primero, el otro después.

 

En 1970, los abusos cometidos por la policía política de Eduardo Frei y las masacres de Pampa Yrigoin y del mineral Salvador, le hicieron fundar el Comité de Defensa de los Derechos Humanos CODEH para vigilar el respeto a esas normas internacionales. Instaurada la dictadura militar, en 1973, y amagados los derechos de los trabajadores, creó el Comité de Defensa de los Derechos Sindicales CODES que, en 1978 procedió a fusionarse con el anterior dando origen al Comité de Defensa de los Derechos Humanos y Sindicales CODEHS, organismo laico que durante el período dictatorial realizó una notable labor en favor de los perseguidos.

Clotario Blest falleció el 31 de mayo de 1990. Toda su vida defendió el principio de la cooperación por sobre el de la competencia y, contrariamente a las posiciones individualistas, estaba convencido que el ser humano sólo puede realizarse protegiendo y desarrollando la sociedad a la que pertenece. Profundamente internacionalista y dotado de una extraordinaria empatía, Clotario creía en un país continental, una América fraterna y solidaria, unida por las organizaciones sindicales de la clase trabajadora; tal debía ser la patria de todos los latinoamericanos.

ISMAEL VALDES VERGARA 654 OF 62 SANTIAGO-CHILE  TELEFONO 229739284

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